La idea de la conciencia en las tradiciones perennes y el yoga.
En las tradiciones perennes orientales existe la idea de que las deidades son una personificación de la energía del Universo. Que forma la vida; la tuya o la vida del mundo. La naturaleza de la personificación se determina por las circunstancias históricas. Las deidades son las mensajeras, los vehículos de la energía, en cambio, la idea de deidad occidental se basa en que las deidades son un hecho, y es de ellas desde donde viene la energía, que es justo lo contrario a las tradiciones orientales. Respecto a la conciencia, nuestra noción es que el cerebro es la fuente de la conciencia, en las tradiciones perennes orientales la idea es que el cerebro es una función de la conciencia, es decir, que primero existe la conciencia y el cerebro es un órgano que encapsula y focaliza en una determinada dirección; en la dirección del conocimiento en el tiempo y el espacio. Que es un conocimiento de segundo nivel. Y la noción de que todos somos manifestaciones de esa energía trascendente que va más allá de toda nuestra capacidad de pensamiento es la idea básica y fundamental de todo esto.
En el pensamiento occidental ha habido momentos donde este tipo de pensamiento también se ha manifestado, antes de la edad media aparece este tipo de pensamiento en Dionisio cuya filosofía fue tomada en los siglos VIII y IX por filósofos Gnósticos. En la alta edad media Meister Eckhart usa el complejo entramado de significados concretos del cristianismo pero reventándolo para obtener ese reconocimiento de la relación de la deidad con el conocimiento de la deidad. Más adelante tenemos a Giordano Bruno, que fue quemado vivo en la plaza de roma por expresar públicamente este tipo de filosofía. Posteriormente, en el renacimiento italiano se tradujeron textos del principio del siglo primero de los primeros cristianos a la terminología pagana, al terminar empezó a fluir este tipo de pensamiento en todo el movimiento artístico del renacimiento. Más adelante, en el siglo XVIII Emmanuel Kant en su tratado de Crítica de la Razón reconocía que todo nuestro conocimiento, toda nuestra experiencia está condicionada por los órganos del conocimiento con el que la aprehendemos. Y que a priori, por encima de cualquier tipo de conocimiento, está el conocimiento del tiempo y el espacio. Que todo nos llega en el campo del tiempo y el espacio.
Y ¿qué es aquello que está más allá y que llegamos a conocer a través del tiempo y el espacio? ¿Es una cosa? No, las cosas se manifiestan en el tiempo y el espacio. Por lo que uno empieza a pensar en las leyes del pensamiento, en qué es lo que determina que pensemos de una determinada manera. Las categorías del pensamiento, de las que más allá de ellas no puedes pensar. No puedes pensar sobre nada que no encaje en las leyes del pensamiento, porque estás encerrado en ellas. Ese es el concepto de Maya, y con Schopenhauer entró en occidente ese concepto originariamente hindú. De manera que consiguió poner en relación el pensamiento occidental de la época con el pensamiento oriental, y Nietzsche continuó su trabajo un par de siglos después. Esta entrada del flujo de pensamiento perenne oriental en occidente fue un momento clave del pensamiento en el mundo filosófico académico.
¿Y dónde encaja el Yoga en todo esto? El Yoga es una de las seis doctrinas espirituales (dárshanas) del hinduismo, cuya práctica relaciona el yo egóico con la fuente de la conciencia, que trasciende todos nuestros conceptos y categorías de pensamiento. Así que todo lo que “es” (en realidad ni “es”, ya que esta palabra también es un concepto). El libro clásico del Yoga son los Yoga Sutras, y Sutra se refiere a sutura, el hilo que el médico usa para coser una herida, así que los Yoga Sutras significan la costura del Yoga. El aforismo del Yoga Sutra define muy bien el Yoga:
El Yoga es la parada intencional de la actividad espontánea de la mente.
El cerebro recoge los estímulos recibidos, por ejemplo de la vista, al ver lo que tienes delante estás formando esta imagen en tu celebro, en cierto modo, lo que ves está en tu cerebro, si miras rápidamente a tu alrededor verás como todo cambia rápidamente e incluso continua cambiando aunque quieras congelar la imagen. Intenta congelar un pensamiento o una imagen en tu cerebro, con práctica llegarás a retenerla en tu pensamiento tal vez por unos 6 o 7 segundos, la mente siempre se está moviendo, y el objetivo del Yoga es acallar la mente ¿qué porqué querrías hacer eso? Como dijimos, en la filosofía perenne todo se experimenta a través de la mente (Maya), y la mente siempre está activa y refleja imágenes que van y vienen, pensamientos, ideas, recuerdos, siempre emergen en tu mente, están por unos segundos y desaparecen. Usualmente nos identificamos con esos fragmentos de realidad, basamos nuestra personalidad en ellos, en la imagen mental que vamos creando (el pequeño yo). “Tuve esto, lo perdí”, al identificarnos con el pensamiento se convierte en un “fui esto, perdí parte de mí” y consecuentemente sufrimos. Acalla tu mente –a través de la práctica del Yoga- y encontrarás tu Verdadero Ser, ese es el objetivo del Yoga, encontrar esa fuente atemporal de realidad, que es a la vez el Verdadero Ser de todos los demás. Encontrar la base de la realidad de la conciencia.
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En las tradiciones perennes orientales existe la idea de que las deidades son una personificación de la energía del Universo. Que forma la vida; la tuya o la vida del mundo. La naturaleza de la personificación se determina por las circunstancias históricas. Las deidades son las mensajeras, los vehículos de la energía, en cambio, la idea de deidad occidental se basa en que las deidades son un hecho, y es de ellas desde donde viene la energía, que es justo lo contrario a las tradiciones orientales.
Respecto a la conciencia, nuestra noción es que el cerebro es la fuente de la conciencia, en las tradiciones perennes orientales la idea es que el cerebro es una función de la conciencia, es decir, que primero existe la conciencia y el cerebro es un órgano que encapsula y focaliza en una determinada dirección; en la dirección del conocimiento en el tiempo y el espacio. Que es un conocimiento de segundo nivel. Y la noción de que todos somos manifestaciones de esa energía trascendente que va más allá de toda nuestra capacidad de pensamiento es la idea básica y fundamental de todo esto.
En el pensamiento occidental ha habido momentos donde este tipo de pensamiento también se ha manifestado, antes de la edad media aparece este tipo de pensamiento en Dionisio cuya filosofía fue tomada en los siglos VIII y IX por filósofos Gnósticos. En la alta edad media Meister Eckhart usa el complejo entramado de significados concretos del cristianismo pero reventándolo para obtener ese reconocimiento de la relación de la deidad con el conocimiento de la deidad. Más adelante tenemos a Giordano Bruno, que fue quemado vivo en la plaza de roma por expresar públicamente este tipo de filosofía. Posteriormente, en el renacimiento italiano se tradujeron textos del principio del siglo primero de los primeros cristianos a la terminología pagana, al terminar empezó a fluir este tipo de pensamiento en todo el movimiento artístico del renacimiento. Más adelante, en el siglo XVIII Emmanuel Kant en su tratado de Crítica de la Razón reconocía que todo nuestro conocimiento, toda nuestra experiencia está condicionada por los órganos del conocimiento con el que la aprehendemos. Y que a priori, por encima de cualquier tipo de conocimiento, está el conocimiento del tiempo y el espacio. Que todo nos llega en el campo del tiempo y el espacio.
Y ¿qué es aquello que está más allá y que llegamos a conocer a través del tiempo y el espacio? ¿Es una cosa? No, las cosas se manifiestan en el tiempo y el espacio. Por lo que uno empieza a pensar en las leyes del pensamiento, en qué es lo que determina que pensemos de una determinada manera. Las categorías del pensamiento, de las que más allá de ellas no puedes pensar. No puedes pensar sobre nada que no encaje en las leyes del pensamiento, porque estás encerrado en ellas. Ese es el concepto de Maya, y con Schopenhauer entró en occidente ese concepto originariamente hindú. De manera que consiguió poner en relación el pensamiento occidental de la época con el pensamiento oriental, y Nietzsche continuó su trabajo un par de siglos después. Esta entrada del flujo de pensamiento perenne oriental en occidente fue un momento clave del pensamiento en el mundo filosófico académico.
¿Y dónde encaja el Yoga en todo esto? El Yoga es una de las seis doctrinas espirituales (dárshanas) del hinduismo, cuya práctica relaciona el yo egóico con la fuente de la conciencia, que trasciende todos nuestros conceptos y categorías de pensamiento. Así que todo lo que “es” (en realidad ni “es”, ya que esta palabra también es un concepto). El libro clásico del Yoga son los Yoga Sutras, y Sutra se refiere a sutura, el hilo que el médico usa para coser una herida, así que los Yoga Sutras significan la costura del Yoga. El aforismo del Yoga Sutra define muy bien el Yoga:
El Yoga es la parada intencional de la actividad espontánea de la mente.
El cerebro recoge los estímulos recibidos, por ejemplo de la vista, al ver lo que tienes delante estás formando esta imagen en tu celebro, en cierto modo, lo que ves está en tu cerebro, si miras rápidamente a tu alrededor verás como todo cambia rápidamente e incluso continua cambiando aunque quieras congelar la imagen. Intenta congelar un pensamiento o una imagen en tu cerebro, con práctica llegarás a retenerla en tu pensamiento tal vez por unos 6 o 7 segundos, la mente siempre se está moviendo, y el objetivo del Yoga es acallar la mente ¿qué porqué querrías hacer eso? Como dijimos, en la filosofía perenne todo se experimenta a través de la mente (Maya), y la mente siempre está activa y refleja imágenes que van y vienen, pensamientos, ideas, recuerdos, siempre emergen en tu mente, están por unos segundos y desaparecen. Usualmente nos identificamos con esos fragmentos de realidad, basamos nuestra personalidad en ellos, en la imagen mental que vamos creando (el pequeño yo). “Tuve esto, lo perdí”, al identificarnos con el pensamiento se convierte en un “fui esto, perdí parte de mí” y consecuentemente sufrimos. Acalla tu mente –a través de la práctica del Yoga- y encontrarás tu Verdadero Ser, ese es el objetivo del Yoga, encontrar esa fuente atemporal de realidad, que es a la vez el Verdadero Ser de todos los demás. Encontrar la base de la realidad de la conciencia.